sábado, 24 de enero de 2009

SIESTA

Un rumor de máquinas
tratando de quebrantar la propia monotonía.
El inmenso calor casi logra silenciar los pájaros,
algunos resisten y cantan igual
volando uno vaya a saber dónde.
No podría adivinar un itinerario en estas horas de cuartos oscuros,
postigos cerrados, ventiladores.
La casa está tranquila y yo también.
La tarde avanza y yo no.
Yo sólo tengo sueño.
En estas horas se despierta el campo
terminan sus faenas, empiezan los mates,
los murmullos de los vecinos,
los niños saliendo de las piletas.
Y yo a esta hora siempre tengo sueño.
Tal vez me quede dormida un rato
entre libros, cuadernos, telas, pinceles,
música , los controles y el teléfono.
Tal vez sueñe con máquinas
tratando de quebrantar su propia monotonía.
O tal vez no, da igual.
Cuando me despierte tendré por un rato esa sensación de melancolía.
Pero sólo por un rato.Luego se irá disipando...
como este día...
y yo comenzaré a cambiar de piel,
dejaré caer ésta, como está cayendo el día,
empezará a aparecer la otra, la de la noche
que casi se viste más con los suspiros, con las ansias.
Se despertarán los labios del letargo del día,
caerá mi pelo por la espalda desnuda,
se vestirá mi piel de brillos,
caerán mis piernas plácidas en esa espera.
Pero eso será en la noche.
Todavía es de tarde,
en esas horas donde se escucha
un rumor de máquinas
tratando de romper la propia monotonía.

domingo, 11 de enero de 2009

Antojos

Hoy desperté con el deseo de comer mariscos con vino blanco. Precisamente un chardonay helado. Una rareza, primero por que no suelo tomar vino más que en algún asado, segundo jamás blanco, tercero nunca bebo sola, a excepción de la cerveza, of course. (siempre todo con mucho hielo aunque sea pleno invierno, por eso siempre me despierto con dolor de garganta).
Mi antojo matinal me asustó, pensé ser típico deseo de señora burguesa de cincuenta años recién separada...acostumbrada a llevar perlas hasta para ir al super...pero no me dije, yo no soy ninguna de esas cosas, excepto lo de recién separada, no soy ni cincuentona, ni burguesa ni llevo perlas. Tengo una tranquilidad desusada en estas circuntancias , siempre cuando hay un final me devora la ansiedad de resolver inmediatamente para donde va la cosa. Esta vez no, esta vez siento que puedo tomarme todo el tiempo que necesite para resolver lo que sea. No voy a hablar de nadie, me digo a mi misma, no por que no lo merezca, sino por que se lo debo. De todas maneras todo lo que podría llegar a decir es bueno... lo demás sólo nosotros lo sabemos.
Pero no voy a hablar de nadie , me repito. Salvo de este capricho de mariscos y chardonay helado. Estoy más Silvina Bullrich que nunca, jaja!!! y eso que más que a su prosa no admiro.Si hoy soy Silvina, alfonsina, Victoria....un poco de cada una...y repito, no soy fan de ninguna , pero mi independencia (incurable parece, más de lo correcto) me hace sentir más cerca de las tres aunque por diferentes razones... hoy no encuentro mi esencia rockeril, hoy tengo ganas de vestido de organza blanco, zapatos aguja , perlas , mariscos , vino blanco, viento, día nublado en algun muelle...
Estoy tranquila...un poco triste, pero la soledad no es tan mala...a lo lejos suenan truenos que pierden su romanticismo de domingo al ser secundados por cohetes antigranizo.
Esta tranquilidad nueva en mi me lleva a hacerme una pregunta...¿estaré madurando?